Comentario
Aunque en el último tramo de la centuria apareciera un gobernante común para Inglaterra y Holanda, sin embargo no se produjo ningún tipo de unión entre estas dos formaciones políticas, que continuaron con sus peculiares sistemas estatales, manteniendo asimismo sus rencillas económicas y su pugna por el dominio marítimo, lo que no impedía aunar esfuerzos para hacer frente al expansionismo francés.
En el último cuarto del siglo la política holandesa quedaría condicionada por las luchas contra Francia, principal dedicación de su dirigente que, además, había asumido el mandato en Inglaterra, al ser requerido por los propios ingleses para que interviniera en los asuntos internos de las islas. Quedaban así teóricamente unidos los proyectos exteriores de ambos Estados, aunque esto no le supuso a las Provincias Unidas ventajas apreciables en cuanto a la mejora de su posición internacional, cada vez más amenazada por el ascenso casi imparable de Francia e Inglaterra. No obstante, no había sonado todavía la hora de la decadencia de las Provincias Unidas.